Un vestido de novia disfrutado siempre acaba con manchas de su uso y hay quien dice que, muchas veces, el grado de suciedad del vestido es sinónimo de la intensidad de la celebración y de lo vivido ese día. Sea cierto o no, la mayoría de las novias querrán guardar su vestido o tratar de venderlo de segunda mano y necesitan conservarlo como nuevo.
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